“Primero debe ser sanado el espíritu, luego le seguirá el cuerpo. Sanar el cuerpo y no el espíritu, puede tener graves consecuencias para el paciente, ya que el cuerpo gana a costa del alma. Sería mejor perder un cuerpo que dejar pasar la lección.

  Por este motivo, la labor del médico se compone de dos aspectos: ayudar al paciente a corregir sus errores espirituales y prescribe aquellos remedios que le ayudarán a nivel físico., de tal manera que ahora el espíritu sano, motivará una recuperación del cuerpo.

Para esto último, es de vital importancia que los remedios elegidos sean revitalizadores y constructivos, siendo portadores de vibraciones que poseen un efecto edificante.

En la elección de ese remedio, debemos tener en cuenta el estado evolutivo del mismo en relación con la persona.”

Edward Bach

Algunas consideraciones básicas sobre la enfermedad y la curación

(Homoeophatic Wold, 1930)

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