Nuestro mayor obstáculo para ser felices somos nosotros mismos. Más que nada porque la auténtica batalla siempre se libra en nuestro interior, donde convergen dos fuerzas totalmente opuestas: el amor y el miedo.
Al observar más detenidamente nuestra condición humana, comprendemos que la felicidad –como la salud- es nuestra verdadera naturaleza, que saboreamos y preservamos cuando pensamos y obramos con sabiduría. Es decir, cuando recuperamos el contacto con nuestra esencia, que es lo que somos cuando nos deshacemos de todas la etiquetas que nos han sido impuestas desde afuera: nombre, edad, nacionalidad, profesión, etc.
A esta esencia también se le llama “yo verdadero”, pues es el ser a través del que vivimos y conectamos con la realidad objetiva, denominada “lo que es”. Podemos verificar que actuamos desde nuestra esencia cuando estamos muy relajados, tranquilos y serenos; cuando nos abrazan sentimientos positivos hacia nosotros mismos y hacia los demás o cuando sentimos que todo está bien y que no nos falta de nada, experimentando una profunda alegría y gratitud por estar vivos. Al ir más allá de nuestro egocentrismo, nos damos cuenta de que todo lo que existe forma parte de la realidad –incluyéndonos, por supuesto-, con lo que empezamos a tratar a los demás como parte de nosotros mismos.
Lo falso –o desnaturalizado-, por otra parte, es todo lo que tiene que ver con el sufrimiento y la enfermedad, que se originan al vivir bajo la ilusión creada por nuestra ignorancia. A pesar de que la esencia es lo que queda sepultada durante nuestra infancia por nuestra personalidad, un escudo protector o mecanismo de supervivencia que arrastra consigo una serie de patrones de conducta inconscientes.
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Por eso, en el momento en que ya podemos ser conscientes de nosotros mismos, ya no es necesario que sigamos viviendo identificados con el ego. Entonces es cuando puede comenzar el proceso de desidentificación, que se hace efectivo a través del autoconocimiento y el desarrollo personal.
Coaching y Diversidad – A.E.Kaufmann y J.C. Cubeiro
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